Via Rumania Cultura

¡Alumnos, ha sonado el timbre! ¿Pero el timbre suena de la misma manera también en España?

Desde hace unos días las ciudades parecen unos enjambres… Si, ha empezado la escuela, y las calles se llenaron de alumnos con enormes mochilas.

 

Suelo pensar que la fecha de 15 de septiembre aun despierta en cada uno de nosotros recuerdos y nostalgias sobre el primer día de clases. Ya sea que estemos hablando de los que este periodo ya se ha ido desde hace mucho tiempo, ya sea de los recién poseedores del título de "estudiantes", los sentimientos son casi los mismos. Personalmente, yo sigo sintiendo un escalofrío por la espalda cuando pienso en mi primer paso dentro de la escuela, la que iba a ser mi segunda casa para un buen período de tiempo. Creo que la sensación es siempre la misma, solo los personajes cambian.

 

Pero lo que realmente significa la ceremonia del inicio de la escuela y  que tradiciones y detalles  se esconden detrás de este importante evento de la vida de cada uno, nos queda averiguar gradualmente. Pero no me voy a limitar solo a las existentes en el territorio rumano, porque  he explotado el territorio español en busca de una otra imagen del estudiante.

 

Los pequeños alumnos rumanos, tienen parte en su primer día de escuela de detalles hermosos que hacen que este día sea realmente especial. Así que, estos se encuentran en la posición de los futuros estudiantes, teniendo a sus padres de la mano ansiosamente colocados en un gran patio lleno de estudiantes de todas las edades, más o menos acostumbrados a la idea de estudiante. Ellos tienen en las mochilas, además de los libros, la pluma y el vocabulario, un torbellino de emociones y preguntas acerca de lo que sucederá. Además de esto tienen un gran susto por el encuentro con la maestra, una especie de confrontación, porque todavía no saben a qué atenerse. Pero ésta retrasa en mostrarse y  alrededor ven un montón de maestras sobre las que se preguntan: "¿Será ella mi maestra?". Y las preguntas se repiten.  

 

Después, un silencio se  instala e interrumpe  el ruido y la inquietud de los pequeños charlatanes. Frente a la multitud aparece un caballero, vestido elegante y con una postura imponente, el que resulta ser el director de la escuela. Los niños escuchan curiosamente las palabras de bienvenida del director  y tratan levantarse de puntillas para vislumbrar la imagen del que les habla, pero la altura no les ayuda para nada.

 

Alargándoles la  espera, delante de ellos se presenta un sacerdote, porque en conformidad con la tradición, cualquier comienzo necesita  la bendición de Dios para tener un buen funcionamiento. Después del discurso del sacerdote, comienza lentamente a desarrollarse la acción.

 

 Uno a uno, los maestros toman en serio su papel y empiezan por juntar a sus nuevos estudiantes. Los niños apenas se separan de los padres cuando escuchan sus nombres y comienzan valientes y llenos de esperanzas, con un ramo de flores en la mano hacia la maestra, a cambio del cual reciben una cálida sonrisa. Las flores tienen el papel de  garantizar una relación armoniosa entre el profesor y el alumno, pero también son un tipo de agradecimiento adelantado.

 

Los niños bien arreglados con sus uniformes planchados e impecables, siguen temedores a su maestra. Una vez reunido el "equipo" de estudiantes, atraviesan los pasillos altos de  la escuela en busca de la clase. Orgullosos de los trajes que llevan, los niños reciben una nueva imagen, la de estudiante, listos para familiarizarse con las letras y los números que les darán a partir de ahora muchos problemas. Pero sigo pensando en el uniforme, el elemento esencial que más me recuerda esos momentos y que me gustaría presentar. Las niñas vestían “una especie de vestido” en tela escocesa, azul, sobre la cual un hermoso delantal, también azul, pero de un tono más oscuro, con bordados en blanco alrededor de los bordes. El hermoso bordado blanco alrededor del cuello, calcetines blancos y los zapatos negros de piel, completaban a la perfección el uniforme. El pelo en dos coletas típico escolar. Para los niños era algo más  simple, el clásico traje negro, camisa blanca y zapatos negros, pero todo planchado e impecable, para no ser de menos.

 

EL PRIMER DIA DE CLASE (FUENTE: WWW.GOOGLE.COM)

 

La hermosura de los años de escuela, creo yo, está escondida detrás de los uniformes, que son las etiquetas para los niños con muchos deseos de aprender. Lástima que los uniformas  tienen ahora un estatuto opcional  en las escuelas de Rumania, por lo que veo cada vez más un mayor número de estudiantes “poco arreglados” en cuanto a este capítulo.

 

Pero vestidos a su manera, los niños continúan su viaje y entran uno a uno en la clase, sentándose al azar, ya que no se conocen entre ellos, ni al maestro, ni la situación.

 

Sobre sus meses, silenciosos les esperan unos libros que desean ser sus mejores amigos durante el próximo año. Entre ellos se muestra el "Santo ABC", lo  llamo "santo", porque sin él no se puede concebir llamarse estudiante y es la base inicial para todo lo que haces en la escuela y más allá.

 

Seguido a esto, llega el momento del acostumbro y  del conocimiento, momento en el que la maestra conoce a sus alumnos y las notas captan voz por primera vez.

 

Entonces suena la campana, por primera vez en este curso, lo que demuestra que la primera clase se acabó y los alumnos tienen un descanso de 10 minutos para llegar a conocerse un poco más, hacer amistad con los compañeros de mesa, para explorar la escuela y cambiar las primeras impresiones.

 

Vuelvo la mirada hacia el otro lado de Europa: España, para analizar por lo menos algunos de los rasgos del estudiante iniciador de un nuevo camino, el de la escuela.

 

El inicio de clases en España, que puedo decir, es lo mismo pero diferente. ¿Y por qué digo esto? Debido a que el proceso es el mismo, pero los detalles lo hacen diferente. Y tal vez la diferencia la  siente más un español nativo llegado a Rumanía, porque  le permite ver más costumbres rumanas que faltan en España. ¡Pero no por nada nos llaman “tradicionalistas”!

 

A pesar de esto, estoy segura de que las emociones y el miedo a lo desconocido el primer día de escuela son los mismos en todo el mundo; al igual que  la imagen del maestro español es incierta e insegura hasta el gran reto, lo que me parece normal.

 

Lo que más me llamó la atención en el sistema educativo español es la edad a la que se empieza la escuela, edad que se ha reducido a 5-6 años, lo que para nosotros significa la clase 0. El ambiente educativo español es más amistoso. La denominación "maestro" se modifica ligeramente, ya que la relación entre el profesor y el estudiante es más  amistosa y cercana.

 

En cuanto al nivel vestimentario no gozan de las mismas «reglas», no se imponen  uniformes en la escuela, por lo que los estudiantes no son etiquetados por este criterio. La excepción la  hacen las escuelas de régimen religioso, o sea las escuelas católicas. Así vemos que la religión ocupa un lugar importante en la educación española, e influye también en el ambiente escolar. Pero eso no quiere decir que si no están "dotados" con uniformes, son menos "estudiantes" porque en sus armarios tienen suficientemente respeto para vestir decentemente en la escuela.

 

Ahora, hablando sobre  nuestros amigos, los libros, parece que no quieren dejarse en las manos de los alumnos tan fácilmente, sino que, los padres y los pequeños estudiantes reciben una lista con los libros que van a necesitar para el curso escolar, y ellos mismos tienen que acudir a las librerías para comprárselos.  

 

Estos pequeños estudiantes llegan rápidamente a familiarizarse con el profesor, los compañeros, y por lo tanto con la escuela, debido a que todavía queda mucho que aprender durante este año. Sin embargo, ellos también se sienten salvados por el sonido de la campana, la que les secuestrara por unos minutos de la tensión  del principio y poco a poco se convertirán en verdaderos amigos.

 

Y yo, sé mejor que nadie,  que cada nuevo comienzo es difícil, pero estoy convencida de que cada uno de estos novatos alumnos llegarán a cruzar con éxito y “corona de flores” el primer año de escuela.

 

ANCA POPESCU

Estudiante de Master en Estudios Romanicos, Universitatea de Vest din Timisoara

Voluntaria Via Rumania Cultura

 

Desde hace unos días las ciudades parecen unos enjambres… Si, ha empezado la escuela, y las calles se llenaron de alumnos con enormes mochilas.

 

Suelo pensar que la fecha de 15 de septiembre aun despierta en cada uno de nosotros recuerdos y nostalgias sobre el primer día de clases. Ya sea que estemos hablando de los que este periodo ya se ha ido desde hace mucho tiempo, ya sea de los recién poseedores del título de "estudiantes", los sentimientos son casi los mismos. Personalmente, yo sigo sintiendo un escalofrío por la espalda cuando pienso en mi primer paso dentro de la escuela, la que iba a ser mi segunda casa para un buen período de tiempo. Creo que la sensación es siempre la misma, solo los personajes cambian.

 

Pero lo que realmente significa la ceremonia del inicio de la escuela y  que tradiciones y detalles  se esconden detrás de este importante evento de la vida de cada uno, nos queda averiguar gradualmente. Pero no me voy a limitar solo a las existentes en el territorio rumano, porque  he explotado el territorio español en busca de una otra imagen del estudiante.

 

Los pequeños alumnos rumanos, tienen parte en su primer día de escuela de detalles hermosos que hacen que este día sea realmente especial. Así que, estos se encuentran en la posición de los futuros estudiantes, teniendo a sus padres de la mano ansiosamente colocados en un gran patio lleno de estudiantes de todas las edades, más o menos acostumbrados a la idea de estudiante. Ellos tienen en las mochilas, además de los libros, la pluma y el vocabulario, un torbellino de emociones y preguntas acerca de lo que sucederá. Además de esto tienen un gran susto por el encuentro con la maestra, una especie de confrontación, porque todavía no saben a qué atenerse. Pero ésta retrasa en mostrarse y  alrededor ven un montón de maestras sobre las que se preguntan: "¿Será ella mi maestra?". Y las preguntas se repiten.  

 

Después, un silencio se  instala e interrumpe  el ruido y la inquietud de los pequeños charlatanes. Frente a la multitud aparece un caballero, vestido elegante y con una postura imponente, el que resulta ser el director de la escuela. Los niños escuchan curiosamente las palabras de bienvenida del director  y tratan levantarse de puntillas para vislumbrar la imagen del que les habla, pero la altura no les ayuda para nada.

 

Alargándoles la  espera, delante de ellos se presenta un sacerdote, porque en conformidad con la tradición, cualquier comienzo necesita  la bendición de Dios para tener un buen funcionamiento. Después del discurso del sacerdote, comienza lentamente a desarrollarse la acción.

 

 Uno a uno, los maestros toman en serio su papel y empiezan por juntar a sus nuevos estudiantes. Los niños apenas se separan de los padres cuando escuchan sus nombres y comienzan valientes y llenos de esperanzas, con un ramo de flores en la mano hacia la maestra, a cambio del cual reciben una cálida sonrisa. Las flores tienen el papel de  garantizar una relación armoniosa entre el profesor y el alumno, pero también son un tipo de agradecimiento adelantado.

 

Los niños bien arreglados con sus uniformes planchados e impecables, siguen temedores a su maestra. Una vez reunido el "equipo" de estudiantes, atraviesan los pasillos altos de  la escuela en busca de la clase. Orgullosos de los trajes que llevan, los niños reciben una nueva imagen, la de estudiante, listos para familiarizarse con las letras y los números que les darán a partir de ahora muchos problemas. Pero sigo pensando en el uniforme, el elemento esencial que más me recuerda esos momentos y que me gustaría presentar. Las niñas vestían “una especie de vestido” en tela escocesa, azul, sobre la cual un hermoso delantal, también azul, pero de un tono más oscuro, con bordados en blanco alrededor de los bordes. El hermoso bordado blanco alrededor del cuello, calcetines blancos y los zapatos negros de piel, completaban a la perfección el uniforme. El pelo en dos coletas típico escolar. Para los niños era algo más  simple, el clásico traje negro, camisa blanca y zapatos negros, pero todo planchado e impecable, para no ser de menos.

 

EL PRIMER DIA DE CLASE (FUENTE: WWW.GOOGLE.COM)

 

La hermosura de los años de escuela, creo yo, está escondida detrás de los uniformes, que son las etiquetas para los niños con muchos deseos de aprender. Lástima que los uniformas  tienen ahora un estatuto opcional  en las escuelas de Rumania, por lo que veo cada vez más un mayor número de estudiantes “poco arreglados” en cuanto a este capítulo.

 

Pero vestidos a su manera, los niños continúan su viaje y entran uno a uno en la clase, sentándose al azar, ya que no se conocen entre ellos, ni al maestro, ni la situación.

 

Sobre sus meses, silenciosos les esperan unos libros que desean ser sus mejores amigos durante el próximo año. Entre ellos se muestra el "Santo ABC", lo  llamo "santo", porque sin él no se puede concebir llamarse estudiante y es la base inicial para todo lo que haces en la escuela y más allá.

 

Seguido a esto, llega el momento del acostumbro y  del conocimiento, momento en el que la maestra conoce a sus alumnos y las notas captan voz por primera vez.

 

Entonces suena la campana, por primera vez en este curso, lo que demuestra que la primera clase se acabó y los alumnos tienen un descanso de 10 minutos para llegar a conocerse un poco más, hacer amistad con los compañeros de mesa, para explorar la escuela y cambiar las primeras impresiones.

 

Vuelvo la mirada hacia el otro lado de Europa: España, para analizar por lo menos algunos de los rasgos del estudiante iniciador de un nuevo camino, el de la escuela.

 

El inicio de clases en España, que puedo decir, es lo mismo pero diferente. ¿Y por qué digo esto? Debido a que el proceso es el mismo, pero los detalles lo hacen diferente. Y tal vez la diferencia la  siente más un español nativo llegado a Rumanía, porque  le permite ver más costumbres rumanas que faltan en España. ¡Pero no por nada nos llaman “tradicionalistas”!

 

A pesar de esto, estoy segura de que las emociones y el miedo a lo desconocido el primer día de escuela son los mismos en todo el mundo; al igual que  la imagen del maestro español es incierta e insegura hasta el gran reto, lo que me parece normal.

 

Lo que más me llamó la atención en el sistema educativo español es la edad a la que se empieza la escuela, edad que se ha reducido a 5-6 años, lo que para nosotros significa la clase 0. El ambiente educativo español es más amistoso. La denominación "maestro" se modifica ligeramente, ya que la relación entre el profesor y el estudiante es más  amistosa y cercana.

 

En cuanto al nivel vestimentario no gozan de las mismas «reglas», no se imponen  uniformes en la escuela, por lo que los estudiantes no son etiquetados por este criterio. La excepción la  hacen las escuelas de régimen religioso, o sea las escuelas católicas. Así vemos que la religión ocupa un lugar importante en la educación española, e influye también en el ambiente escolar. Pero eso no quiere decir que si no están "dotados" con uniformes, son menos "estudiantes" porque en sus armarios tienen suficientemente respeto para vestir decentemente en la escuela.

 

Ahora, hablando sobre  nuestros amigos, los libros, parece que no quieren dejarse en las manos de los alumnos tan fácilmente, sino que, los padres y los pequeños estudiantes reciben una lista con los libros que van a necesitar para el curso escolar, y ellos mismos tienen que acudir a las librerías para comprárselos.  

 

Estos pequeños estudiantes llegan rápidamente a familiarizarse con el profesor, los compañeros, y por lo tanto con la escuela, debido a que todavía queda mucho que aprender durante este año. Sin embargo, ellos también se sienten salvados por el sonido de la campana, la que les secuestrara por unos minutos de la tensión  del principio y poco a poco se convertirán en verdaderos amigos.

 

Y yo, sé mejor que nadie,  que cada nuevo comienzo es difícil, pero estoy convencida de que cada uno de estos novatos alumnos llegarán a cruzar con éxito y “corona de flores” el primer año de escuela.

 

ANCA POPESCU

Estudiante de Master en Estudios Romanicos, Universitatea de Vest din Timisoara

Voluntaria Via Rumania Cultura

 

www.viarumania.com